lunes, 10 de febrero de 2014

And the winner is...

Los límites entre la teoría y la práctica de la arquitectura son confusos. La teoría se ciñe a las normas y la práctica las aplica, son dos ámbitos íntimamente relacionados. Pero llega un momento en el que deberían separar sus caminos.

Si es cierto que antes de llegar a la práctica, debemos conocer su fundamento teórico, sus leyes y normas. Antes de hacer cualquier cosa, debemos tener unos conocimientos previos de cualquier aplicación. No vas a ponerte a conducir un coche sin saber primero las normas de circulación. Pero, una vez pasado este punto la teoría debe echarse a un lado, dejar que la práctica se adueñe de la situación. En la escuela de Arquitectura nos enseñan distintos campos; construir, diseñar, proyectar… pero todo son hipótesis. No ha sido comprobado en la práctica. No sabemos si funciona de verdad. De momento solo conocemos las normas de circulación.

Esta ha sido una de las pocas veces que nos han dejado conducir. Empezamos pensando en las necesidades del cliente, en ver que necesita, dónde y cómo.

Basándonos en el hecho de que María viaja tanto, me ciño al tema de movilidad. Personalmente no considero el viaje un impedimento, sino una ventaja. Basándome en mi experiencia como patinadora, valoro más importante el recorrido, el trayecto que el destino.

Mi idea inicial era crear un espacio para ella en el que pudiera “empaquetar” su vida, sus bienes más preciados para poder llevarlos de un lugar a otro. Una casa son muros que delimitan un espacio, los objetos que hay en ella crean un hogar. Concretando un poco más, le ofrezco hacerle una casa móvil, sin descuidar el tema de optimizar el espacio. Y basándome en trabajos anteriores me gustaría que fuera autosuficiente energéticamente y que no perjudicara al medio ambiente.

 Mediante este proyecto intento satisfacer las necesidades de mi cliente. Hacer su vida un poco más cómoda y concienciar a la gente de la importancia del viaje frente al destino. Y personalmente poder poner en práctica todo lo aprendido hasta el momento. Ya es hora de conducir.


Ana M. Conejero

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