lunes, 3 de marzo de 2014

“Tú eres libre de gritar fuerte, siempre que eso no quite a otro la libertad de disfrutar del silencio.”

“Mi libertad termina donde comienza la de los demás.” Esta sería una buena frase para empezar. El ver dónde están los límites de cada persona. Ver hasta dónde podemos llegar. No solo podemos hacer lo que nos apetece, sin ni siquiera tener en cuenta nuestro entorno, tanto las personas como las circunstancias del lugar. Cualquier acto que realices tendrá unas consecuencias y unas repercusiones.

Adentrándonos en el mundo del patinaje y más concretamente dentro del patinaje urbano, llegamos a una disyuntiva y es dónde se puede o no se puede patinar.

Basándonos en las leyes, cualquier patinador tiene derecho a circular por la acera a una velocidad reducida para no ser una “amenaza” para el resto de peatones, o en su defecto por el arcén en el que caso de que dicha acera no existiese. Hay supuestamente una normativa vigente sobre estos temas. Pero basándonos en la práctica, aunque tu tengas el derecho de ir por donde va el resto de la gente, en algunas ciudades te ponen multas si te ven circulando. Directamente te obligan a detenerte y a circular a pie.

La mayoría de los que defienden esta postura son personas que sencillamente aman patinar. Existe una asociación, A.D.P.U. - (Asociación Defensoras del Patinaje Urbano) que han intentado luchar para que se cumplan las leyes o directamente se esfuerzan para poder cambiarlas, ya que en muchas ciudades los ayuntamientos han prohibido realizar este deporte, como por ejemplo, Madrid. Consideran que si bicicletas y resto de vehículos tienen derecho a un espacio propio, los patinadores igual. Y que ante todo la calle es de todos por ser un espacio público.

Por otro lado, la oposición, tanto personas mayores como políticos (como por ejemplo Javier Bee Sellares en Córdoba y Esperanza Aguirre en Madrid) proponen cambiar la normativa para que no se pueda circular. Son personas que no ven bien que patinadores vayan por la acera, porque consideran que este es un lugar exclusivamente para peatones y no para “vehículos” con ruedas. Porque consideran que a fin de cuentas es una amenaza para la persona que vaya al lado, ya que circulan a velocidades distintas y en algún momento de despiste puede ocasionar algún pequeño accidente. 

Son opiniones opuestas. A respetar cada una de ellas. Pero no pueden convivir la una con la otra. Por lo tanto habrá que buscar soluciones alternativas para que ambas opiniones puedan coexistir.

Habrá un límite exacto en el que la libertad de uno no intervenga en la de otro, y por lo tanto pueda así disfrutar del silencio.

Ana M. Conejero

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