lunes, 10 de marzo de 2014

Un papel en blanco

Nosotros, vosotros, ellos. Cada persona es un mundo. Cada persona es única en sí misma, aunque también es cierto que la forma de pensar de cada una de ellas puede llegar a ser muy parecida, pero nunca idéntica.

No somos robots. No nos gustan las mismas cosas, ni las realizamos de la misma manera. Existen variedad de gustos, variedad de colores, variedad de formas. Cada uno posee un carácter, una forma de pensar y de actuar.

No diría que es mi herramienta estrella, ni la que mejor manejo, pero sí es la que para mí más representa y con la que más cómoda me siento. El dibujo. El dibujo ha sido durante muchos años la esencia del arquitecto, la magia que tiene el crear en un papel en blanco algo que solo ve en su mente, es maravilloso.

Es un acto que ya haces directamente casi sin pensar. Coger un papel y dibujar. Plasmar tus primeras ideas e impresiones. Dibujas, borras, tachas, vuelves a tachar, continuas dibujando. Mi primer paso es coger esa pequeña libreta que siempre llevo conmigo y con un lápiz blando rayar. A veces no tiene ni sentido, pero algo hay.

El proceso del dibujo es largo y tiene varias fases. Esos primeros dibujos mal hechos para mí son la esencia del proyecto. Son los primeros pensamientos que tenemos antes de que cualquier cosa sea definitiva y tangible. Y tienen una magia, un algo especial. Es como decir “de estas 4 rayas ha salido esta obra de arte.” Se ve un principio y un final completamente radical, manteniendo esas cuatro ideas básicas que lo hacen único.

Los tiempos evolucionan y con ellos la forma de trabajar, nos vamos actualizando y con nosotros el dibujo. A día de hoy las máquinas dibujan por nosotros, y sí, es cierto, tienen una precisión increíble y los resultados son estupendos, pero es demasiado frío, es como hemos perdido algo por el camino de la ideación.

Hay una firma mexicana, una empresa de arquitectura llamada Proyectotal que comparte mi forma de pensar y a su vez trabajan de la misma manera que yo trabajo.

La arquitectura no puede divorciarse del dibujo, no importa lo impresionante que la tecnología se ponga. Los dibujos no son sólo los productos finales: son parte del proceso de pensamiento de diseño arquitectónico. Los dibujos expresan la interacción de nuestras mentes, ojos y manos. Ésta última afirmación es absolutamente crucial para diferenciar entre los que dibujan para conceptualizar la arquitectura y los que utilizan el ordenador. 

http://proyectotal.blogspot.com.es/2012/09/la-muerte-del-dibujo-en-la-arquitectura.html

Como ya he dicho antes, lo primero que hago es coger ese lápiz blando y dibujar las primeras ideas o lo que más me llama la atención en mi pequeña libreta. Ese dibujo poco a poco se va mejorando, ya sea dibujando a mano o a ordenador. Da igual. Ese dibujo se va enriqueciendo, vas añadiendo componentes, nuevas ideas y poco a poco vas creando algo más potente. Pero es cierto, llega un punto en el que te quedas corto, necesitas más. En mi caso, para llegar a entender bien el proyecto, o lo que sea que esté dibujando es darle volumen, darle vida. Me parecen geniales los renders y los modelados en 3D. Es contradictorio. Pero hay que saber ver las oportunidades que las nuevas tecnologías nos ofrecen y esta es una muy buena manera de ver la idea que tú tenías en un principio. En el posible objeto que se convertirá. Hay como un salto de gigante entre el primer paso y este, pero para mí son los más contundentes, los más potentes. Los que más información te dan. El poder jugar con las luces de la manera qué quieras y descubrir realmente donde están los límites de tu proyecto es muy interesante.

Las herramientas se complementan unas con otras, con forme más idiomas utilices para comunicarte, más potente será el proyecto y más claro quedará el resultado final. Diferentes técnicas que se entrelazan para dar un único resultado.

Ana M. Conejero 

Proyectotal
“La muerte del dibujo en la arquitectura”
Lunes, 10 de septiembre de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario