lunes, 17 de marzo de 2014

Vidrio.

Todo empezó en el momento que yo decido integrar un espacio público en el espacio privado. El querer que los límites visuales lleguen a mucho más y que no se queden comprendidos entre 4 muros. Buscando y pensando un material que me permita una transparencia para que se puedan mezclar visualmente estos dos espacios, pensé en el vidrio.

El vidrio no solo me permite esa transparencia que tanto busco, si no también proporciona una ligereza visual y una delicadeza estética.

A la hora de trabajar con este tipo de material, me di cuenta de que hay muchos tipos de vidrios, tanto en el mercado, como en el día a día. A parte de leer sobre muchos tipos de cristales, viendo referencias sobre arquitecturas en las que utilizan este tipo de material, y fotografiando distintos tipos de vidrios, por la sensación que me transmitían los reflejos producidos o incluso los colores que proporciona, quise experimentar con uno en viva voz. Pude conseguir unas cuantas botellas de un pub que está cerca de mi casa. Ahí aprendí que no es legal proporcionar ese tipo de botellas vacías, porque luego tienen que cuadrar caja. Por lo tanto, el vidrio es un material valioso, el cual lo vuelven a reciclar para volver a darle un nuevo uso.

Una vez obtuve estas botellas, quise jugar con ellas. Como todos sabemos, el cristal es un material frágil, esto quiere decir que no avisa de cuándo se va a romper. Asique quise experimentar con eso, con el romper. Puse una tela vieja en el suelo, utilice una tela, una camiseta vieja porque no proporciona tanta rigidez, y si le pegaba al suelo con un martillo o con cualquier herramienta, absorbería mejor el impacto. Coloqué encima una de las botellas de las de color blanco, la tapé y con una tabla de madera de cocina le di con fuerza. Se rompió al primer golpe. Curioso. Al desplegar la tela vi como todo estaba rotos en pedazos, en pedazos grandes mayormente. Algunos incluso pegados entre sí por las etiquetas que la botella llevaba. Repetí este mismo proceso con dos botellas más, lo que cambiaba aparentemente entre ellas era el color. Lo que me sorprendió bastante fue que no se rompió al primer golpe, como había pasado en el primer caso, tuve que dar varios golpes para que se llegara a romper del todo. La dureza por lo tanto, cambia ya sea para el uso que sea. También puede que esos resultados cambiasen dependiendo de la herramienta con la que hubiera agredido al vidrio.

Cuando fui a recoger esos trozos, los rejunté todos y con ayuda de la camiseta los levanté. Qué sonido tan mágico. Dulce, delicado. Hasta estando el material roto, me proporciona los objetivos que en un primer momento estaba buscando.

Es curioso que la gente que te habla de cómo se comporta el material sea gente no técnica. No son aquellos que lo fabrican, que lo comercializan, suelen ser los artesanos que trabajan día sí y día también con ellos, o en su caso aquellos que creaban el material con las antiguas técnicas de soplado, ya que se hacía de una forma más personal e íntima. Son ellos los que te dirán cosas que no aparecen en las fichas técnicas.

Hay que ver los materiales desde distintos puntos de vista para llegar a conocerlos. Depende de lo que quieras saber, dependerá a la persona que debes recurrir.


Ana M. Conejero

2 comentarios:

  1. Me parece muy interesante el hecho de como has experimentado con el material por tus propios medios, como has jugado con las distintas características del vidrio personalmente. Pero un paso más allá sería indagar sobre características mucho más específicas, aquellas cosas nuevas que podrían hacer de ese estudio del vidrio mucho más "mágico". Por lo demás, me parece muy interesante tu técnica de aprendizaje personal. Sigue así ^^.

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  2. Empezaste, con un pack móvil, que optimizaba y comprimía todo lo necesario para la persona, todo dentro de unos límites. Que fuera una casa autosuficiente, que tenía pliegues, paneles (móviles supongo)... y acabaste en una caravana. Eso se te criticó, y lo cambiaste, asi que genial, porque creo que es lo que tenías que hacer sí o sí, porque, ¿dónde estaban los pliegues de los que hablabas? ¿de verdad estaba todo comprimido? ¿cuál es el espacio mínimo que necesita una persona para vivir/trabajar? Y si no es una caravana y es lo mínimo que necesita alguien como Maria, y lo máximo que puede llevar una persona encima?
    Hablas de tu pasión por el patinaje, y de los límites que tiene y la libertad que te quitan en algunos contextos, pero solo nombras eso, creo que luego en lo que haces acontinuación, no lo aplicas y parece como que te olvidarás de el, si de verdad te gusta ese tema, y estando relacionado con la movilidad dentro de la ciudad, creo que lo tendrías que tratar más y aplicarlo a tu proyecto de alguna forma, si lo has hecho... pienso que no se nota. Puedes ver en qué espacios ocultos eres libre de hacerlo, y ya no solo el patinaje, sino otras cosas.
    Luego, sin esperármelo, pasas a proponer un nuevo contexto y plantas una axonometría, que cuesta de entender, hablas de mezclar el espacio público con el privado, lo cual creo que si tiene relación con la poca libertad del patinaje en el espacio público y lo libre que sería en algo privado. Pero, ¿se convierte la casa en algo fijo? Ahora? Hablabas de la importancia del trayecto y el recorrido y es algo que un lugar estático no tiene. A lo mejor cumples con esos espacios limitados e ilimitados de descanso que buscabas, pero se pierde la movilidad que es tu tema principal. No puedes abandonar ese tema y creo que deberías profundizar en lo del patinaje, al menos para sacar datos de movilidad, trayecto, etc, dentro de la ciudad.
    Sobre el vidrio, me parece bien el tema de mezclar lo privado con lo pubico gracias a se material pero no aplicado a una estructura fija, ¿puedes colocar el vidrio en algo plegable?


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